Mi padre escribe...

Y llegaba el otoño, mientras el sol
se resistía a morir....


Querida Cote:

Tierna puesta de sol,
gaviotas esparcidas en el cielo,
flor de ciruelo naciente,
rosa tibia en otoños grises.
Niña, de mirada dulce
cielo y noche en tus ojos,
cascabeles y risas en tus manos
caracolas de mar en tus pisadas
vas, marcando caminos,
rutas y senderos nuevos
sólo tus huellas...
y era otoño
y te escribía.

J.M.








Ayer
en el silencio de las olas
fuiste deseos y anhelos
palomas que querían volar
manitos pequeñas
que tocaban el sol
y perseguían las sombras.

Ayer
fuiste risas y llantos
pasos pequeñitos ,
danza al mar,
murmullo de gaviotas,
notas de guitarrón dormido.

Hoy, eres brisa y sonrisa,
caracola ausente,
raíz presente,
fruto generoso, aire tibio,
andamios vigorosos,
danza, baile y vida.

Hoy coges los ciruelos con tus manos
caminas y construyes senderos nuevos
hoy tus manos van moldeando otras manos
tus miradas hacen otras miradas
y tus pies rompen mis silencios
(allá arriba tus sueños
sueñan otros sueños)
y aquí en mi esperanza
toda una esperanza
de una gran mujer.

J. M.